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2. Los nombres

959. QUEREJETA ECHEZARRETA, JUAN IGNACIO

      Nacido en Urrestilla en 1912 y vecino de este barrio. Cestero de profesión. Movilizado por los sublevados e incorporado al tercio de San Ignacio con la graduación de requeté. Herido en el frente de guerra de Somorrostro. Acusado de un delito de deserción en agosto de 1943. Absuelto.

960. QUEREJETA GOENAGA, JULIAN

      Nacido en 1913 en Azpeitia. Oriundo del caserío Errastibaso de Aratz-erreka. Labrador de profesión. Movilizado por los sublevados e incorporado al tercio de San Ignacio con la graduación de requeté. Fallecido en el frente de guerra de Otxandio el 2 de abril de 1937.

961. QUEREJETA MENDIZABAL, ELEUTERIO

      Oriundo del caserío Olarue del barrio de Aratz-erreka. Refugiado en Bilbao en octubre de 1936. Combatiente del Ejército Vasco. Capturado en Santoña. Posteriormente, en 1938, voluntario falangista.

962. QUEREJETA OCINALDE, FRANCISCO

      Nacido en Azpeitia en 1911 y vecino de este municipio. Huyó de Azpeitia en dirección a Bizkaia poco antes de la entrada de las tropas sublevadas en el municipio.

963. QUEREJETA URQUIZU, IGNACIO

      Nacido en 1903 en Azpeitia y vecino de este municipio. Carpintero de profesión. Movilizado por los sublevados e incorporado al tercio de San Ignacio con la graduación de requeté.

964. QUINTANA LORENZO, JOSE DIMAS

      Natural de Azpeitia y vecino de Bilbao, José Dimas fue uno de los más de 2.500 combatientes vascos fallecidos a las puertas del Cinturón de hierro en los sectores de Bizkargi, Sollube y Peña Lemoa durante los meses de abril y mayo de 1937. En el caso concreto de este miliciano de la «célula de dinamiteros» del batallón comunista Larrañaga, su fallecimiento se fechó el 15 de mayo de 1937 en el monte Bizkargi. José tenía 28 años, estaba casado y era padre de dos hijas.

965. QUINTANA LORENZO, LUIS

      Natural de Azpeitia y electricista de profesión, Luis quedó enrolado en un batallón de enlaces y transmisiones del Ejército Vasco. A finales de 1937 se encontraba preso en el campo de concentración de Deusto, y en enero de 1938 fue trasladado a Sevilla a un batallón de trabajadores especializados. Por aquel entonces tenía 33 años y estaba casado.

966. QUINTANA LORENZO, MODESTO

      Natural de Azpeitia, durante el gobierno del Frente Popular y tras el comienzo de la Guerra Civil ejerció de subalterno en el Departamento de Abastos en Donostia. Posteriormente, huyó a Bilbao y prestó en la prisión de El Carmelo como guardia «resultando confusa e incierta su actuación en dicha prisión por la contradicción de testimonios obrantes en autos». Con todo, el 12 de marzo de 1943 fue condenado por un supuesto delito de «auxilio a la rebelión» a 12 años y 1 dia de reclusión menor, si bien, posteriormente le fue conmutada por una pena de 6 años de prisión. Para entonces Modesto ya llevaba encarcelado más de 5 años.

967. QUINTELA BAEZA, ANTONIO

      Natural de Madrid y vecino de Azpeitia desde 1935, Antonio era pintor de profesión y militante de la UGT. Tras los sucesos revolucionarios de 1934 estuvo encarcelado en el fuerte de Guadalupe en Hondarribia durante 1 mes y medio sin que fuera juzgado. En aquel entonces residía en Zarautz. Tras el inicio de la guerra quedó a las órdenes del Comité de Defensa de Azpeitia, prestando servicios de guardia armada, tanto en esta localidad como en el cercano municipio de Bidania. Posteriormente huyó a Bilbao, incorporándose como miliciano al batallón UHP en octubre 1936. El 14 de mayo de 1937 fue herido en Amorebieta y trasladado al hospital de Bilbao, siendo evacuado poco después a Karrantza y de aquí al hospital de Ribadesella. Aún convaleciente, en agosto de 1937 intentó llegar al Estado francés a bordo del vapor Aller. Sin embargo, la embarcación fue apresada en alta mar y Antonio detenido.

      En octubre de 1937, la Comisión Clasificadora de Prisioneros de Vitoria decidió mantenerlo en prisión e instar a la apertura de diligencias, tras haber sido informado de los «antecedentes» de Antonio por parte de las autoridades franquistas de Azpeitia. En dichos documentos se señalaba al encausado como una persona de izquierdas, que tanto en los sucesos de octubre de 1934 como en lo acontecido en Azpeitia a partir de julio de 1936 había tenido una actividad destacada. En concreto, se acusaba a Antonio de repartir «prensa del Frente Popular» y de haber participado en requisas, detenciones y servicios de guardia armada.

      En consecuencia, el 3 de noviembre de 1938 se ordenó la apertura de un procedimiento sumarísimo de urgencia contra Antonio, derivándose dicha actuación al juzgado n° 14 de Donostia. Trasladado a la prisión de Ondarreta el 2 de marzo de 1939, en el mes de abril declaró ante el juez instructor negando las acusaciones de haber participado en requisas y detenciones. Al mismo tiempo, ni Falange ni alcaldía de Azpeitia pudieron aportar testigos que corroboraran las acusaciones vertidas contra el encartado. Por ello, el 9 de agosto de 1939 se dictó el sobreseimiento de la causa y la puesta en libertad de Antonio.

968. QUINTELA BAEZA, FERNANDO

      Al igual que su hermano Antonio, Fernando estuvo afiliado a UGT durante el periodo republicano. Nacido en Madrid y tapicero de profesión, tras el inicio de la guerra prestó servicios de guardia armada «en la línea telefónica» a las órdenes del Comité de Defensa de Azpeitia, localidad en la que residía. En septiembre de 1936 huyó de Azpeitia en dirección a Bizkaia uniéndose al batallón de zapadores García Hernández de Izquierda Republicana, cuerpo del Ejército Vasco al que sirvió hasta su detención en Cantabria en agosto de 1937.

      Tras su captura fue recluido en el seminario de monte Corbán en Santander, habilitado como campo de concentración. En noviembre de 1937 fue trasladado a la prisión de Los Escolapios en Bilbao, lugar en el que permaneció hasta su traslado al campo de concentración de Murgia, habiendo sido forzado a prestar sus servicios en un batallón de trabajadores. Ya en noviembre de 1939, el juzgado militar de Vitoria abrió instrucción contra Fernando, solicitando información de sus antecedentes a las autoridades franquistas de Azpeitia. Éstas, sobre todo el escrito de la Guardia Civil, incidían en la «peligrosidad» del individuo, si bien, el juez militar le otorgó la libertad vigilada en diciembre de 1939.

      Por otro lado, con anterioridad a este enjuiciamiento Fernando se vio implicado en otro proceso sumarísimo de urgencia a comienzos de 1938. En éste, se le implicaba junto a otros milicianos en el asesinato del párroco de Igorre en Galdakao el 24 de mayo de 1937. Ya en el momento del suceso las autoridades del Gobierno Vasco abrieron una investigación, si bien, los investigados fueron puestos en libertad continuando su labor en el frente de guerra. En cualquier caso, el 21 de abril de 1938, la Auditoria de Guerra archivó la causa por dos razones: por la falta de pruebas tras el interrogatorio a varios testigos, y por ignorar el paradero de los acusados (en el caso de Fernando, recluido en un batallón de trabajadores).