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4.5. Los sucesos de Urrestilla y otras ejecuciones extrajudiciales

 

    «El día 27 de septiembre, a la una de la madrugada, fueron fusiladas dos personas y enterradas el día 28 en este cementerio, recibieron el sacramento de la penitencia por el P. Lasquibar y la extremaunción por el presbítero D Juan Aracama.
      Otro fusilado a las once de la noche del día 29 de septiembre y enterrado el día 30 recibió el sacramento de la penitencia por el presbítero D. Casiano Garayalde y la extremaunción por el presbítero D Juan Aracama.
      Otro fusilado a las once de la noche del día 2 de octubre y enterrado el día 3 recibió los sacramentos por los mismos sacerdotes.
      No fueron inscritas sus partidas de defunción por no querer dar sus datos los militares»
(*).

      Esta nota suelta localizada en el libro 9° de defunciones de la parroquia de Urrestilla, y a la que hace mención Ignacio Arteche en su libro Historia de Azpeitia (*), constituye la fuente más esclarecedora con respecto a los fusilamientos que las tropas sublevadas llevaron a cabo en Urrestilla entre finales de septiembre y comienzos de octubre de 1936. Además de ello, existe una anotación sin datar que fue extendida en el margen de un acta de defunción fechada el 18 de julio de 1936. En ésta se dice lo siguiente:

    «No se han podido extender las partidas de los cuatro ajusticiados en la jurisdicción de esta parroquia por no querer dar datos necesarios, los militares».(*)

      Con respecto a la nota suelta, ésta parece ser una transcripción de la nota original escrita por el cura ecónomo de Urrestilla, Tomás Telleria. Sin embargo, la anotación realizada en el acta del 18 de julio de 1936, sí habría sido escrita por el citado Tomás, si bien, la fecha del acta de defunción donde se realizó la anotación no se correspondería con los hechos relatados en dicha anotación.

Certificado de defunción de Antonio Valderrama Barrenechea. (Registro Civil de Donostia)

      Ignacio Arteche, a partir de esta documentación, consultó la obra de Iñaki Azpiazu con el fin de poder obtener la identidad de aquellos que fueron fusilados y que los militares intentaron ocultar. Y efectivamente, Iñaki Azpiazu relató en su libro cómo encontrándose encarcelado en la prisión de Azpeitia sacaron de sus celdas a dos milicianos, uno «de Bilbao y el otro de Erandio», y fueron llevados a fusilar tras haber confesado ante el religioso José Antonio Lasquibar. Asimismo, narró su relación con un médico odontólogo donostiarra apellidado Valderrama, el cual fue fusilado el mismo día que fue puesto en libertad Iñaki Azpiazu: «A la mañana siguiente me pusieron en libertad condicional. Aquella misma noche, sin juicio ni forma alguna de proceso, fue fusilado». Seguidamente, continúa su relato el sacerdote azpeitiarra haciendo referencia a un familiar del fusilado al que informó de lo sucedido y cuya respuesta fue esta: «Hasta ese favor nos debe. Así ha podido morir arrepentido de su mala vida»(*).

      Por tanto, los dos milicianos que menciona Iñaki Azpiazu podrían ser aquellos que fueron fusilados el 27 de septiembre, según la nota de Tomás Telleria, sin que existiera ningún dato identificativo sobre éstos, más allá del lugar de origen señalado por el sacerdote azpeitiarra. Con respecto al odontólogo de apellido Valderrama, ya que Iñaki Azpiazu salió de prisión «el primer día de octubre de 1936»(*), es probable que fuera la persona fusilada el 2 de octubre. Con respecto a este caso, existe un acta de defunción correspondiente a un donostiarra llamado Antonio Valderrama Barrenechea, en la que en el apartado donde se registra lugar y fecha de la muerte se dice así: «desapareció en esta ciudad (Donostia) (en) septiembre de 1936»(*).

Expediente procesal de Lorenzo Zabala Rios.
(Archivo Histórico Provincial de Gipuzkoa).

      En tercer lugar, Ignacio Arteche cita a un joven de Torrelavega (Cantabria) de 19 años llamado Lorenzo Zabala Ríos como uno de los fusilados en aquellos días(*). Este podría ser el asesinado la noche del 29 septiembre, si atendemos a las fuentes anteriormente mencionadas. Sin embargo, desconocemos de dónde pudo extraer la identidad de esta persona Ignacio Arteche, ya que no es mencionada por Iñaki Azpiazu. En cualquier caso, existe un expediente de la prisión de Tolosa en el que se registra la detención de un tal Lorenzo Zabala Ríos (el cual parece que en un primer momento intentó dar una identidad falsa haciéndose pasar por Pedro Ríos Puentevilla) el 19 de agosto de 1936. Según este expediente, el 13 de noviembre de 1936 Lorenzo fue trasladado a la prisión de Ondarreta junto con otros presos que posteriormente fueron fusilados en la localidad de Bera (Navarra)(*). Por tanto, si los datos de este informe de la prisión de Tolosa fueran correctos, habría un error en la identificación de la persona fusilada que hace Ignacio Arteche.

      Por último, un mes más tarde de los hechos relatados por Iñaki Azpiazu y recogidos por Ignacio Arteche, tuvo lugar una última ejecución en Urrestilla. Se trataba del azkoitiarra José Francisco Echaniz Azpiazu, alias «Astapatxiko», de 42 años y sindicalista de STV. Al parecer se encontraba escondido en Mendaro, y tras su detención, fue fusilado en el exterior del cementerio de Urrestilla el 1 de noviembre de 1936(*).

      Con todo, en noviembre de 2014 un equipo técnico de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, en virtud de los testimonios de varios vecinos de Urrestilla que aseguraban que los fusilados fueron enterrados en el exterior del cementerio de dicho barrio, realizó una serie de prospecciones arqueológicas en busca de los restos humanos de los al menos cinco fusilados. Sin embargo, el resultado de esta búsqueda fue negativo, quizá por los movimientos de tierra que hubo en la zona con posterioridad a 1936, debido a la plantación y posterior arranque de pinos. Pero también, podría deberse al traslado de los cuerpos al interior del cementerio, tal y como relató uno de los testimonios recogidos.

      Una última posibilidad es que los restos óseos de estas personas fueran exhumados y trasladados al Valle de los Caídos en virtud de la Circular de 1958 del ministerio de Gobernación a los gobernadores civiles de las diferentes provincias, en la que se instruía sobre cómo localizar fosas comunes y desenterrar los restos para trasladarlos a Madrid. En cualquier caso, no se ha encontrado documentación alguna que acredite este supuesto.

Certificado de defunción de Antonio Valderrama Barrenechea. (Registro Civil de Donostia)

 

 

4.5.1. Azpeitiarras fusilados extrajudicialmente

 

      Además de los sucesos del cementerio de Urrestilla, la incertidumbre sobre si hubo en Azpeitia otras ejecuciones extrajudiciales sigue sin despejarse. Algunos vecinos no testigos afirman que al menos dos personas fueron fusiladas tras el inicio de la Guerra Civil, quizás con posterioridad a la entrada de las tropas sublevadas en el municipio. Al parecer, en las inmediaciones del caserío Eskusta fue asesinado un joven al ser descubierto mientras robaba en una huerta, siendo enterrado en la zona. Asimismo, el cuerpo de otra persona ejecutada pudiera hallarse a escasa distancia del caserío Uresaundi. En cualquier caso, ninguna de estas sospechas ha podido dilucidarse hasta el momento. Por otro lado, algunas fuentes apuntan a que según relató Iñaki Azpiazu, un joven azpeitiarra fue fusilado en Deba tras ser hecho prisionero en esa misma localidad a finales de septiembre de 1936. Sin embargo, esta información no ha podido corroborarse. Por último, nos consta la ejecución extrajudicial de al menos tres azpeitiarras. Ninguno de ellos asesinado en Azpeitia.

GOENAGA ECHEVERRIA, LEONARDO «TXAIBER»
Leonardo Goenaga Echeverría.
(Foto cedida por la familia).

     Leonardo nació en Azpeitia en 1903 y era vecino de la calle iglesia. Tapicero de profesión, poco antes de la entrada de las tropas sublevadas en Azpeitia huyó en dirección a Bizkaia. Al parecer, encontrándose en el frente de Markina decidió regresar a casa a pie y monte a través, recibiendo cobijo en su camino de regreso en un caserío de Mutriku. Al poco tiempo se presentó en dicho caserío un grupo de requetés, el cual decidió fusilar a Leonardo en el propio terreno del caserío y obligar a su propietario a cavar el zulo donde fue enterrado. Ya en 1970, el hijo de Leonardo, Bernardo, y un compañero de trabajo se trasladaron a Mutriku para recuperar los restos de Leonardo y enterrarlos en Azpeitia(*).

NAVALLAS ARTIEDA, DEMETRIO

      Nacido en Azpeitia en 1897, Demetrio contrajo matrimonio en 1925 en Sangüesa con una mujer de Olite llamada María Usaz, de cuyo matrimonio tuvieron dos hijas, María Salomé y Rosario. En tiempos de la Segunda República Demetrio residía en la calle Calceteros n° 6 de Pamplona, era sastre de profesión, y conserje de Izquierda Republicana(*). El 19 de julio de 1936 fue encarcelado en la prisión provincial de Pamplona, en cuyo libro de registro se señala la salida de prisión de Demetrio el 15 de marzo de 1937(*). Según los datos facilitados por una de las hijas de Demetrio al historiador Jimeno Jurio en 1978, tras permanecer encarcelado durante ocho o nueve meses fue ejecutado coincidiendo con algún tipo de celebración o exaltación del régimen franquista. En concreto, este familiar dio como posible fecha de ejecución el 7 de mayo de 1937. Por otro lado, existe un acta de defunción del registro civil de Pamplona, fechada el 8 de octubre de 1981 y emitida por orden del juzgado de primera instancia n° 1 de la capital navarra. En este certificado de defunción no se señala la causa de la muerte pero se apunta a que la fecha de tal defunción fue el 15 de agosto de 1936 en la «vuelta del Castillo» en Pamplona(*). En aquel lugar es sabido que fueron ejecutadas varias personas, entre ellas los vecinos de Ataun José Apaolaza Mugica y Pedro Basurto Querejeta, ambos tras ser encarcelados en el fuerte de San Cristóbal y ser sentenciados a la pena de muerte por un delito de rebelión militar el 27 de agosto. Sus ejecuciones se llevaron a cabo el 3 de septiembre de 1936, también a la «vuelta del castillo y puerta de socorro»(*), por lo que podría ser que la ejecución de Demetrio Navallas se produjera tras un encadenamiento de sucesos similar al de los vecinos de Ataun mencionados. Sin embargo, la constatación de la permanencia en prisión de Demetrio varios meses, tanto en el libro de registros de la prisión de Pamplona como en los datos recabados por Jimeno Jurio, hacen más factible pensar que la ejecución de Demetrio se llevó a cabo a mediados de 1937, y que la información que se recoge en el certificado de defunción sobre su fallecimiento en agosto de 1936 sea un error o confusión relacionado con la transmisión oral en la familia, debido a la lejanía de los hechos.

OLAIZOLA ARREGUI, SIMON
Simon Olaizola Arregui.
(Foto obtenida de El otoño de 1936 en Guipúzcoa. Los fusilamientos de Hernani).

     Oriundo del caserío Agite del barrio de Loiola, Simón residía en Donostia durante el período republicano. Fue fundador de la Unión Gastronómica Guipuzcoana y estaba afiliado a STV. Parece ser que fue detenido en su domicilio en presencia de su esposa e hijo, debido a la denuncia interpuesta por un compañero de trabajo que delató la militancia de Simón. Según el acta de defunción emitida en septiembre de 1940 por el juzgado de Donostia,

Simón desapareció el día 8 de octubre de 1936 tras ser «liberado», si bien, es probable que fuera fusilado en el municipio de Hernani. Según la familia, fue ejecutado en el paraje de Galarreta (Hernani). Simón tenía 28 años, estaba casado con Paulina Alustiza, y era padre de un hijo menor de edad(*).

 


«Mientras me quede voz

hablaré de los muertos

tan quietos, tan callados,

tan molestos.

Mientras me quede voz

hablaré de sus sueños,

de todas las traiciones,

de todos los silencios,

de los huesos sin nombre

esperando el regreso,

de su entrega absoluta

de su dolor de invierno.

Mientras me quede voz

no han de callar mis muertos»(*).