Catalina era nacionalista y estuvo sindicada durante el período republicano. Tras la entrada en Azpeitia de las tropas sublevadas estuvo escondida durante algún tiempo en el caserío Atxubiaga. Finalmente fue desterrada a Navarra, donde permaneció aproximadamente un mes(*).
Daban la doctrina en castellano, pero aquí había un cura de Lizartza, Don Lorenzo, y él la daba en euskera, porque era muy euskalzale.