Leonardo nació en Azpeitia en 1903 y era vecino de la calle iglesia. Tapicero de profesión, poco antes de la entrada de las tropas sublevadas en Azpeitia huyó en dirección a Bizkaia. Al parecer, encontrándose en el frente de Markina decidió regresar a casa a pie y monte a través, recibiendo cobijo en su camino de regreso en un caserío de Mutriku. Al poco tiempo se presentó en dicho caserío un grupo de requetés, el cual decidió fusilar a Leonardo en el propio terreno del caserío y obligar a su propietario a cavar el zulo donde fue enterrado. Ya en 1970, el hijo de Leonardo, Bernardo, y un compañero de trabajo se trasladaron a Mutriku para recuperar los restos de Leonardo y enterrarlos en Azpeitia(*).
Cogieron a «Txaiber», lo llevaron al campo y lo fusilaron.
Al rector le pusimos el apodo de «oiloa» (gallina), ya fue muy cobarde con este tema.
Al médico donostiarra lo mataron en la pared del cementerio, y lo enterraron allí.
Paradójicamente ni la iglesia ni la basílica sufrieron daño alguno, pero murieron dos personas en ese acto de propaganda fascista.