La primera mención respecto a Inocencio data de 1933. Nacido en 1901 y presidente del club deportivo Lagun-Onakdurante el periodo republicano, Inocencio fue el máximo impulsor de una protesta contra la prohibición de la «Autoridad Diocesana» de cantar el himno Iñaki Deuna durante el acto religioso del 1 de agosto de 1933 en honor a San Ignacio de Loyola. Según el escrito que Inocencio remitió al ayuntamiento de Azpeitia para que éste se adhiriera a la protesta, el hecho denunciado era «un caso de patente desconsideración a nuestra lengua nacional vasca». En la sesión del 8 de agosto, la corporación municipal decidió adherirse a la protesta y designar al alcalde como miembro de la comisión que iba a hacer entrega de la queja a la «Autoridad Diocesana»(*). Ya en agosto de 1936 Inocencio prestó servicios de guardia armada en Azpeitia, y posteriormente huyó a Bilbao. En la capital vizcaína se alistó al cuerpo motorizado de la Ertzainzta donde estuvo enrolado hasta su detención en Cantabria en agosto de 1937. Juzgado en consejo de guerra en la plaza de Santoña, el 6 de septiembre de 1937 fue condenado a 12 años y 1 día de prisión por un supuesto delito de «auxilio a la rebelión»(*). El 24 de agosto de 1938 fue trasladado desde la prisión de El Dueso a la penitenciaria del Puerto de Santa María, y de ésta a la de Sevilla en el mes de diciembre. El 15 de abril de 1940 su destino fue el batallón de trabajadores de la localidad sevillana de Dos Hermanas, lugar en el que permaneció hasta la obtención del régimen de libertad condicional en septiembre de ese mismo año(*).
Tenías que hablar en castellano si no querías que te castigasen.
En casa me castigaron por dar esta contestación a un falangista: «Si a su padre no le hubiesen robado toda la hacienda que tenía podría venir vestido de seda»..