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Un caso entre muchos
ITURRALDE BERECIARTUA, JUAN
Juan Iturralde Bereciartua.
(Foto cedida por Iñaki Iturralde).

     Juan nació en 1914 en Urrestilla. Ebanista de profesión, durante el período republicano estuvo afiliado a STV y al PNV. Tras el inicio de la guerra probablemente prestó servicios de guardia para el Comité de Defensa al igual que su hermano Vicente. En 1936 se enroló en el batallón Loyola con el que combatió en diferentes frentes hasta ser capturado en la localidad cántabra de Limpias el 26 de agosto de 1936. Un año más tarde fue trasladado al campo de concentración de Aranda de Duero, donde la Comisión de Examen de Penas lo clasificó en el «apartado C», lo que supuso permanecer en prisión a la espera de ser juzgado en consejo de guerra. Al parecer, además de su alistamiento voluntario en el Ejército Vasco y su filiación política, la Comisión tuvo en cuenta el informe de la Guardia Civil de Azpeitia en el que se decía que Juan había participado en saqueos y detenciones. El 22 de noviembre de 1937 fue enviado a la penitenciaria de Burgos, donde permaneció recluido hasta su traslado a la prisión de Los Escolapios en Bilbao tras abrirse el procedimiento sumarísimo de urgencia que lo juzgaría. El 14 de diciembre de 1938 la justicia militar franquista decidió sobreseer el caso y enviarlo a un batallón de trabajadores a comienzos de septiembre de 1939(*). A mediados de julio de 1940, en concreto el 26 de julio, encontrándose ya en situación de libertad, fue detenido y encarcelado hasta el 1 de agosto acusado de un delito de «atentado a la autoridad». Posteriormente, entre el 16 de junio y el 2 de diciembre de 1947 fue de nuevo detenido e incomunicado por el mismo motivo que en 1940. Estos encarcelamientos arbitrarios y preventivos coincidieron probablemente con actos de Franco en la capital guipuzcoana, lo que le costó a Juan un total de 180 días encarcelado, a los que habría que sumar el tiempo ininterrumpido de reclusión padecido entre agosto de 1936 y principios o mediados de 1940(*).


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Un testimonio

La gente debe saber lo que sucedió en realidad.

Algún vecino le puso una denuncia a mi padre diciendo que había matado a alguien, y lo encarcelaron por eso, y le condenaron a muerte.