Natural de caserío Ibartzabal del barrio de Urrestilla, José Antonio marchó hacia Bilbao ante la inminente entrada de las tropas franquistas en Azpeitia el 20 de septiembre de 1936. En febrero de 1937 se alistó de manera voluntaria al batallón Amayur, con el cual combatió en diferentes frentes de guerra. El 26 de agosto de 1937 fue detenido en Laredo, permaneciendo prisionero en el campo de concentración de esta localidad durante aproximadamente 40 días. Al igual que Jesús Odriozola fue enviado a San Juan de Muzarrifar (Zaragoza) bajo la tutela de la segunda compañía del batallón de trabajadores n° 25. Tras ser interrogado por la Comisión de Prisioneros de Zaragoza, ésta lo clasificó en el «apartado C», «utilizando como elementos de juicio para esta clasificación la declaración del interesado», la «impresión producida», y los informes obtenidos-. En concreto, la Comisión había recibido en informe de la Guardia Civil de Azpeitia en el que se decía que a pesar de que «se desconoce en gran parte su actuación» era simpatizante del Partido Comunista, afiliado a UGT, y de mala conducta al haber estado detenido varios días tras una pelea con un vecino llamado José Maria Querejeta Aguirre. Sin embargo, la declaración que prestó este testigo en las diligencias previas que se abrieron contra José Antonio confirmó que la disputa fue personal y sin implicaciones políticas. Además de ello, los informes que desde comienzos de 1939 emitieron Falange y el ayuntamiento de Azpeitia no corroboraban actuación alguna contraria al «Glorioso Movimiento», durante la permanencia del encartado en Azpeitia. El 29 de septiembre de 1938 fue trasladado a la prisión de Los Escolapios, y ya en 1939 a la de Ondarreta a la espera de ser juzgado. El 29 de agosto de 1939 el juzgado militar no 11 de Donostia decidió otorgarle la libertad provisional, dictándose posteriormente su absolución(*).
Mi abuelo era carlista, y no le perdonó a mi padre
el que hubiera luchado con los republicanos.