El menor de los hermanos Iturralde Bereciartua no había cumplido aún los 18 años cuando en 1936 estalló la Guerra Civil. Acompañando a sus hermanos combatientes del batallón Loyola, José quedó refugiado en Gernika hasta su evacuación hacia Bilbao. En agosto de 1937 fue detenido en Santoña y enviado al campo de concentración de Miranda de Ebro, donde fue clasificado en el «apartado B» y trasladado a un batallón de trabajadores. Ya en el verano de 1938, José se encontraba recluido en un Batallón de Trabajadores Especialistas en Lamiako (Leioa), perteneciente al Servicio de Recuperación de Automóviles con base en Zornotza. El 24 de agosto, la jefatura de este batallón dio parte al gobernador militar de Bizkaia de un hecho sucedido ese mismo día alrededor de las 15:00 horas. Al parecer Jose Iturralde y otros compañeros represaliados iban gritando en euskera, profiriendo gritos subversivos y levantando el puño cuando eran trasladados en un convoy a su paso por Atxuri. Estos hechos fueron denunciados inmediatamente por un antiguo jefe de la guardia municipal de Santurzi y en aquel momento miembro de la Brigada de Investigación de la Guardia Civil, Manuel Sanz Cantera, y varios oficiales requetés. En consecuencia, el 26 de agosto se abrió un proceso sumarísimo de urgencia contra José y el resto de los detenidos. Tres días más tarde negó las acusaciones en su declaración, afirmando que lo único que había hecho era cantar la canción boga-boga hasta Basurto, y como quiera que en este punto les reprochó el sargento Echevarria por cantar canciones vascas, se limitaron a cantar Adiós Bilbao y el desde Santurce a Bilbao. Sin embargo, el juez militar instructor dio por buenas las declaraciones acusatorias. Aun considerando que no podía estimarse como delictivo el hecho de pronunciar palabras en euskera sino eran vertidas con ánimos de «injuriar a un Régimen o Instituciones Patrióticas», sí estimó que levantar el puño «implica un acto público de marcada hostilidad al Estado que de una manera fundamental lucha por desterrar de España el comunismo disolvente». Con todo, el 17 de septiembre de 1938 el consejo de guerra consideró probado «que levantaron reiteradamente el puño y profirieron gritos subversivos en vascuence», lo que suponía un delito de «adhesión a la rebelión» y una condena de 30 años de reclusión mayor. El 10 de diciembre de 1938 José fue trasladado a la prisión del Puerto de Santa María en Cádiz, donde permaneció recluido hasta el 27 de septiembre de 1940 que le fue concedida la prisión atenuada. El 2 de abril de 1943 la Comisión Central de Examen de Penas le conmutó la pena de 30 años por la de 6 años, fijándose como fecha de extinción de la condena el 22 de agosto de 1944(*).
Cogieron a «Txaiber», lo llevaron al campo y lo fusilaron.
Al rector le pusimos el apodo de «oiloa» (gallina), ya fue muy cobarde con este tema.
Al médico donostiarra lo mataron en la pared del cementerio, y lo enterraron allí.
Paradójicamente ni la iglesia ni la basílica sufrieron daño alguno, pero murieron dos personas en ese acto de propaganda fascista.