La bomba que causó la muerte de su padre hirió de gravedad a Benito. Al parecer, las heridas de metralla que sufrió le dejaron secuelas durante toda su vida al quedarle alojados en las costillas fragmentos de dicha metralla. Benito tenía entonces 11 años de edad(*).
Para cuando llegaron el hombre yacía muerto; decía que podría tratarse de un médico.
Hicieron carlistas a todos los inquilinos, también a mi padre, porque de no ser así les expulsarían de casa.