Con anterioridad a la entrada de las tropas sublevadas en Azpeitia Isabel había huido del municipio junto a sus dos hijas menores, refugiándose en la localidad de Aizarnazabal durante 15 días. Tras su vuelta a Azpeitia recibió la orden de destierro al encontrarse su marido y el resto de sus hijos fuera del municipio. Sin embargo, gracias a un familiar pudieron permanecer en Azpeitia. Posteriormente, fue obligada a coser uniformes de los soldados sublevados(*).
Los requetés y las margaritas conocían a mí familia, subían a nuestra casa y le daban un trato muy malo a mi madre.
Los maristas escribían en clase «Gipuzkoa debe todo lo que es a España»