El ratón de palacio y el ratón de campo
En un hermoso palacio de Campobasso, en Italia, vivía un ratón. No le interesaban los salones ni el jardín botánico. Le interesaba la cocina.
En la cocina había humos, olores, migas de pan...
¡Y un queso encima de la mesa!
¡Y la cocinera en el gallinero!
El ratón se subió por la pata de la mesa sin darse cuenta que encima del armario había...
¿Otro queso?
No, encima del armario estaba un amigo al que tampoco le interesaban los salones ni el jardín botánico. Le interesaba la cocina.
Sí, encima de la mesa había un queso, y encima del armario había un gato.
Un gato que saltó sobre la mesa.
El ratón se dejó caer por la pata de la mesa y huyó al jardín por la rendija de la puerta.
Huyó y huyó hasta que llegó a la casa del ratón de campo, que no tenía salones ni cocina: era un agujero.
Se quedó allí hasta que se le pasó el miedo.
Se olvidó del gato, pero no de la cocina del palacio. Allí había tantos aromas, había tantas migas de pan...
Y un buen día el ratón de palacio le dijo al ratón de campo:
Amigo, ¿quieres conocer el palacio de mi tío?
¡Pues claro que quería conocerlo! ¿Cómo no va a querer visitar un palacio el ratón que vive en un agujero en medio del campo?
Y los dos ratones se fueron al palacio donde vivía el gato.
Subieron hasta la ventana... ¡un jamón encima de la mesa!
El ratón de campo no sabía qué era aquello.
Es muy rico.... ¡Um!
Y el ratón que había vivido en el palacio se acercó a la mesa... subió por una pata... llegó hasta el jamón... abrió la boca...
Pero antes de que pudiese hincar el diente, un enorme animal salió del horno, un animal de largos bigotes, de garras afiladas...
Iiii... iii... iii...
El gato del palacio se comió al ratón del palacio.
Y el gato de campo, que se había quedado en la ventana, pensó:
«Si el tío se porta así con su sobrino, ¿qué es lo que no me hará a mí, que no me conoce?»
Y se volvió para su agujero muy feliz, porque había aprendido cómo se vive en palacio.
Texto: Koldo Izagirre
Traducción: Koldo Izagirre
Voz: Iñaki Berazategi