Montserrat Aranbarri Kabero nació en la calle Santiago de Azpeitia hace 68 años.
Mi abuelo era carlista, y no le perdonó a mi padre
el que hubiera luchado con los republicanos.
¿Quién era tu padre, Montse?
Mi padre se llamaba Inazio Aranbarri Barrutia. Nació en Arrona, y luego toda la familia vino a vivir a Azpeitia. Después él se fue a Eibar porque tenía familia allí, y estuvo trabajando en la estación.
Mientras estaba trabajando allí comenzó la guerra. Tu padre marchó a combatir. ¿Cuál' fue su trayectoria?
Se marchó con unos conocidos de Eibar, y luchó en el batallón Amuategi. Mi padre se apodaba «Errekete», y cuando estaba escondido con su batallón, mientras caminaba, un compañero pregunto: «¿Quién anda?, y otro respondió: «Errekete». Y debió de empezar a tirotear pensando que eran requetés. Y el otro empezó a gritar: «No, no, que es de los nuestros!». Me contó algunas anécdotas como estas. Después, al terminar la guerra, los supervivientes solían hacer una comida en Deba cada año.
Luego le cogieron preso en Gernika y lo llevaron a Castro Urdiales. Allí le tuvieron en un campo de fútbol o en una plaza de toros, y le trasladaron a Santoña. Después estuvo trabajando en el batallón de trabajadores, en Medina de Río Seco y Guadalajara, entre otros. Solían construir calles y carreteras.
¿Cuándo regreso a casa, qué recibimiento tuvo?
Su padre no le admitió en casa. Le dijo, «yo tenía un hijo, pero lo mataron en la guerra». La verdad es que mi abuelo era carlista, mi abuela no, pero mi abuelo y dos tías sí, y no le perdonaron el que hubiera luchado con los republicanos. Por lo tanto, aunque tenía trabajo en Azpeitia, se marchó a Ordizia. Conoció a mi madre mientras estaba allí, y se casaron. Pasado un tiempo mi abuelo fue a pedirle perdón, y regresó a su casa natal. Pero no por mucho tiempo, porque mi madre no sabía hablar euskera, y esto no lo admitieron mis abuelos. Aún así se quedaron a vivir en Azpeitia.