Mondongo
Mondongo, el que tocaba el bombo
estaba trabajando en la confitería
y quiso hacerse confitero
para chuparse el dedo pero le han calado.
El dueño de la confitería le vio comerse un día
novecientos panes
y quince docenas de merengue
la chaqueta de un guardia
y quinientos flanes.
Al ver que su apetito iba en aumento
Optó por despedirle al momento
Mondongo se ha quedado sin comer, sin
beber, sin.