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Inicio » Volumen I » 5. Testimonios » Inaxio Larrañaga Orbegozo

Inaxio Larrañaga Orbegozo tiene 86 años. Sus padres fueron Rufino Larrañaga Iriarte y Maria Orbegozo Arzuaga, ambos azpeitiarras.

Los requetés y las margaritas conocían a mí familia, subían a nuestra casa y le daban un trato muy malo a mi madre.

Los maristas escribían en clase «Gipuzkoa debe todo lo que es a España»

 

¿Qué recuerdas del inicio de la guerra, Inixio?

Yo nací en la zona de pelotaleku. Allí abajo se encontraba el batzoki, del cual se encargaba nuestra madre de limpiarlo. Luego lo cambiaron de sitio y nosotros también nos mudamos de casa. Teníamos enfrente la iglesia, lugar en el que se realizaban los funerales de los requetés muertos en la guerra. Los requetés y las margaritas conocían a mí familia, y cada vez que había un funeral se quedaban mirando a nuestro balcón. Luego subían a nuestra casa y le daban un trato muy malo a mi madre. Nuestra madre era costurera, y la obligaban a coser pantalones y camisas.

Después le llegó una carta a tu madre. ¿Qué es lo que ponía?

Vino un trabajador del ayuntamiento a traerle la carta. En ella, como castigo, le daban la orden de que se marchara a Etxalar (Navarra). Pero al final se fue a Orio, junto a su hija pequeña, Jone, a casa de un hermano de mi padre. Como mi padre se encontraba en la guerra y mi madre escondida en Orio, nosotros, los tres hermanos, fuimos a vivir a casa de una hermana de mi padre, a Goiko kale.

Y mientras tanto, tal y como has comentado, tu padre se encontraba combatiendo en la guerra.

Sí, se fueron muchos, entre ellos nuestro padre.

¿Qué ocurrió con él?

Durante un tiempo estuvo preso en la cárcel de Laredo, y luego regresó a casa. No nos contó mucho acerca de lo vivido, sólo que en la cárcel de Laredo estuvo con otros muchos azpeitiarras.

¿Cómo fue vuestra vida a partir de entonces?

Los requetés y las margaritas venían en cualquier momento a registrar nuestra casa. Maltrataban a mi madre. No sé si la pegaban o no, nunca me atreví a preguntárselo.

¿Tendríais miedo, no?

Sí, y en la calle también, nos llamaban «traidores nacionalistas».

¿Y en la escuela?

La escuela estaba en la plaza. Cuando llegábamos teníamos que cantar, con el brazo en alto, el «cara al sol». Los maristas escribían en clase «Gipuzkoa debe todo lo que es a España», y también ponían grandes cruces y «daban leña».

Y todo en castellano.

Sí, porque si no... El director era de Burgos, sería falangista.